Argentina Neuquen

     Apreciamos la expiación cuando somos recipientes de su poder. A veces tenemos que pedir perdon, y al recibir perdon recibimos del amor del Salvador y nuestra relación con Él se aumenta y crece. Un misionero también puede aprender mucho de la expiación en observar y acompañar a personas en su lucha para volver a estar limpio delante de Dios. En todo esto
estamos participando o observando la parte del beneficiario de la expiación.

     Cuando nos toca perdonar, vemos la expiación de la parte de un redentor. No tenemos la abilidad de satisfacer la justicia, como lo hizo Cristo, pero tenemos la oportunidad de extender la misericordia como lo hizo Cristo.

     Cada día tenemos la oportunidad de ofendernos por lo que hace o dice un compañero. Cada día, en algunos casos muchas veces por día, tenemos la oportunidad de extender la misericordia en vez de demandar lo que creemos que es justicia. Al grado que aprendemos a amar a un compañero, y a los demas, tal como son en el momento, estamos aprendiendo, practicando si quiera, la caridad. Cada vez que ignoramos algo que no nos gusta en otra persona y tratamos de ver la potencialidad de la persona, verlo como puede llegar a ser, estamos aprendiendo a amar como Cristo ama. Cuando sacrificamos, estamos dejando de lado nuestros propios deseos para que podamos servir a nuestro prójimo y por tanto somos participantes en el amor de Cristo. Cada vez que decidimos no corregir, no criticar, dejar pasar algo que no nos gustó, entendemos un poco más la expiación. Cada vez que respondemos al rechazo con cariño estamos siguiendo el ejemplo de nuestro caudillo.

     Seguramente la paciencia y tolerancia son pasos para llegar a la caridad y por consiguiente son aspectos de la expiación. En pedir perdón participamos en la expiación como recipientes pero en perdonar estamos tomando un poco, el papel de un salvador y tenemos la oportunidad de llegar a ser un poco más como Él Salvador de todos.

     Con cariño, Pte George