Stories: ENTRE ALGODONES
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| Si el mundo viera las maravillosas obras de la vida, sabría que hay un Dios; sí, aún sabrían que este Dios es un Dios de milagros; sí, y aún confiarían en Ël, porque El obra milagros conforme a nuestra fe, como en el caso de la familia Araujo Hernández. Un matrimonio de admirable fidelidad al Señor. Crecieron con toda la ilusión de jóvenes dignos de servir al Señor en una misión. Tal como Nefi, nacieron de buenos padres, y por sobretodo, crecieron en una ciudad muy bendecida llamada Salto.
El momento de la boda llegó. Flor de un gran amor fraternalizado entre las paredes del Templo de Buenos Aires, Argentina, el 22 de Abril de 1992. De ahí nace la ilusión de esta familia por recibir las bendiciones de la progenie eterna.
Sin embargo, esta ilusión poco a poco fue desmoronándose como un castillo de arena, arrasado por las olas del desencanto. Fueron momentos duros, difíciles de describir. Sólo hay que vivirlo para sentir en carne propia este tormento.
Tras dos pérdidas de embarazo, esta familia cambió sus floreadas ilusiones por el otoño del dolor y agonía, suplicando al Señor que transformara esos momentos en pesadillas.
El tiempo pasó, el dolor quedó y la fe no cesó. Como Job esta joven familia podría decir: Hasta que muera, no quitaré mi integridad. Los días de las madres, por mucho tiempo fueron días interminables.
En Marzo de 1997 y cómo resultado de esta fidelidad, Jorge fue llamado a servir como segundo consejero de la estaca Salto, sin pensar que comenzaría la primavera de sus sueños. Como autoridad presidente, asistió el Elder Carlos Amado para reorganizar la estaca. En la entrevista con Jorge, ya enterado de la difícil situación de esta familia, pidió a Jorge dar una bendición a su esposa Susele.
Con la autoridad de un digno poseedor del sacerdocio y el permiso del Señor para hacerlo, Elder Carlos Amado posó las manos sobre la cabeza de Susele para brindar esperanza a su vida. En su bendición pronunció las siguientes palabras: Tendrás un hijo que será carne de tu carne y sangre de tu sangre....
Después de escuchar éstas poderosas palabras de un siervo del Señor y sentir el amor de Dios, Jorge y Susele se prepararon por tercera vez para obtener la promesa del Señor. Fue así que comenzó el embarazo y repentinamente pareció que todo volvería a repetirse. Tras análisis, los médicos decidieron que Susele tendría que ir a Montevideo para ser asistida por especialistas.
Durante este tiempo se revivieron las mismas vivencias pasadas y todo parecía indicar que la historia tendría el mismo fin.
Junto a su madre Élida y su suegra Eva, Susele viajó a Montevideo el 20 de Abril de 1998 para internarse en el Sanatorio Canzani. Jorge, desesperado por la situación de su esposa y las presiones del trabajo, se comunicaba diariamente con su madre para saber el estado de Susele sin obtener noticias alentadoras.
Así pasaban los días y el estado emocional de Susele empeoraba. Deseaba que todo acabara. Las malas experiencias con el personal del hospital y la nada de esperanzas que los médicos daban al bebé, empeoraban la situación.
En este estado, llegó el 30 de Abril. Jorge en Salto se comunicó con su madre y ella le contó que Susele lo necesitaba con urgencia. Decidió viajar ese día a las 00°°hrs para llegar en la mañana a Montevideo.
Al llegar, una emoción grande les invadió y creyendo que el bebé estaba inanimado, por no sentir los latidos del corazón, ni movimiento alguno, charlaban sobre lo ocurrido cuando súbitamente Susele sintió un movimiento en su vientre que le comunicó: Tened ánimo, o no crees en las promesas del Señor.
El 1° de Mayo se celebra el día del trabajo, donde todo el personal especializado descansa y trabaja un mínimo de enfermeras para atender las necesidades de los pacientes. Por sorpresa, ese día asistió a trabajar una doctora, comenzando así los pequeños sucesos de este milagro. Ella ordenó que a Susele se le hiciese, durante la mañana, un exámen que normalmente no se hace con seis meses de embarazo. Al recibir los análisis, la doctora los examinó por un par de minutos, mientras Susele y Jorge esperaban con incógnita en la sala adyacente. La doctora observó los resultados y ordenó una cesárea . Con angustia comenzó la preparación del parto.
Seis meses de angustia en espera de la respuesta del Señor. A las 19:05 horas del día 1° de Mayo de 1998, nace Abril Agustina. De inmediato se hizo el traslado al Instituto Impasa, especializado en bebés prematuros. El traslado fue hecho en una ambulancia, acompañada por Jorge, su padre. Su mirada estaba dirigida hacia Abril, aquélla pequeña criatura que frágilmente descansaba entre algodones en una incubadora. Allí entre algodones, venían llantos y risas de este joven matrimonio, pero también venía la promesa del Señor y las bendiciones que derrama sobre su pueblo.
Frágil, sin movimiento alguno, tal vez con el recuerdo de una reciente despedida con Nuestro Padre Celestial y sin comprender nada, Abril viajaba entre algodones. De un tamaño pequeñito (870grs) y con toda la paciencia de buenos padres se desarrolló hasta alcanzar su peso y tamaño normal, para llegar a su nueva casa en Salto.
Sana, inquieta y con mucha inteligencia, Abril vive como testimonio ante el mundo entero de que el Señor cumple sus promesas y que cuando perseveramos y luchamos no sólo somos consolados, sino somos testigos de los milagros que el Señor realiza entre su pueblo.
Ahora bien, a todos vosotros que os habéis imaginado a un dios
que no puede hacer milagros...He aquí, os digo que no, y Dios no ha
cesado de ser un Dios de milagros
Mormón 9:15 |
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