Sabemos todos, las síntomas de la bicicleta. Dolor en la barriga, sudor por la frente, y el deseo de estar corriendo lo más rápido posible al baño pero sin poder hacerlo. El método típico de un compañerismo andando en la calle cuando uno de repente tiene ganas va más o menos así:
(Por su puesto están hablando de la obra....)
1: No fueron la Familia Sevilla, la falla. Cierto que.... ¿Oye que te pasa, ataque de corazón?
2: Corre. ¡Corre ahora mismo a casa y abre todas las puertas al baño!
1: ¿Porque?, no debo dejarte a solas aquí.
2: ¡Oye, apúrate ya viene la bici!
Entonces uno se va a la corrida mientras el otro lo sigue como si fuera campeón en la caminata de velocidad. (Hay razones porque se ganaron oro en esta prueba.)
Les cuento una experiencia personal que tuve con el Elder Shaw, no incluiré la foto por dignidad. También tengo años ya fuera la misión entonces la comparto en una manera menos eficaz.
Estábamos en la ciudad de La Maná, un población serrana en el sector de Valencia, Los Ríos. Me gustaba andar allí con el aire fresco y las montañas que no casi no veíamos en Misión Guayaquil Norte. Estábamos por el centro haciendo contactos por la calle cuando mi compañero empezó a agacharse en medio calle. << ¡La Bici viene! >> El croó con el dolor. Empezábamos entrar en cada tienda pidiendo uso del baño. Todos miraron a mi compañero y dijeron que no había manera ninguna. Así andábamos hasta un niño nos dirigió al baño publico de la ciudad. Al llegar allí vimos la puerta cerrada con cadena. Al ver la cadena él estaba listo bajarse el pantalón en medio calle. Pero pensando en las consecuencias de hacerlo, decidió subirse el bus para regresar a casa.
Subimos al carro y fuimos en el viaje de media hora a nuestra casa en Valencia. Yo estaba mirando dudosamente a mi pobre compañero imaginando lo que verían los pasajeros si el tuviera que sacarse las nalgas de la ventana..... Que imagen mas feo. Como pasa a veces con Bici, mi compañero de repente se sintió mejor. Me dijo, << ¡Ya estoy bien! Bajamos aquí en La Unión para visitar a los Rodólico. >> Le pregunte si estaba segurisisisimo y me dijo que si. Bajamos del carro y fuimos a los Rodólico para hacer una charlita. Ni había yo terminado la primera oración que el estaba pateando me. Al decir el Amen el dijo, << ¡Que bonita la charla, nos vemos en la iglesia! >> Chao y nos fuimos corriendo ala cartera. << ¿La bici?>> lo pregunté. << Así es. >> gruñó. No hay baños en La Unión, tampoco hay bus cuando uno quiere. <<¡Andamos!>> me dijo. Seguí el pobrecito por 30 segundos cuando de repente salto de la cartera y entró el bosque, tirando árboles de guineo a cada lado. El ultimo que escuché fue un respiro de alivio...bueno y el clic de mi camera. |