| Fue el año dos mil que aprendí andar en triciclo. Era en la ciudadela de Ventanas, llamada así por una casa de los ochenta que tenia ventanas por todos lados. Había una loma allí, no tan alta pero muy empinada que muchos se ilusionaban tener la inclinación suave. Lo peor de la loma no era la bajada sino que al fin había una zanja profunda llena de todo tipo de basura y agua infeccionada. Yo había visto a muchos niños mirar a los que bajaban la loma con frenos aplastados solo desando ver un choque o a alguien tirado en la zanja. Nunca pensé darles su sueño, ni su risa en esta manera.
Estaba sirviendo como misionero y tuve un compañero compartiendo la experiencia del Ecuador. Él y yo íbamos por la cartera arriba de la loma cuando vimos a un buen amigo nuestro andando por un triciclo rojo. En el Ecuador los que venden y compran andan en triciclos de dos llantas al frente y una por atrás. Parece un trailer amarrado a una bicicleta y se frene con un pedal de goma que se presiona a la llanta directamente. Lo saludamos y decidimos acompañarlo a la tienda donde iba de compras. Un pensamiento llegó a mi mente, dije << ¿Que tal me des un torno pana? >> . Nuestro amigo bajó y yo subí ansiosamente. Bacán, ¿No? ¡Iba de triciclo! Andaba despacio al principio con mis compañeros adelante. Sentí su peso y cuan duro fue virarme en la maquina. La loma nos acercó y con temor de la bajada mis compañeros me dejaron. << ¡Ya pues, miedosos!>> los grité. Y por fin iba, bajando la loma suavemente no más. El triciclo estaba ganando velocidad, y me gozaba del viento pasando rápidamente por mi cabello que refrescante no estar caminando. El triciclo iba más rápido aún y empujé los frenos para ganar control pero lo hice en vano porque estaba bajando con una prisa terrible. Empujé los frenos con todo mi fuerza hasta que la goma empezó fumar y derretirse, dejando una raya de humo atrás (mi compañero luego me comparó a un meteoro). Había un carro estacionado directamente por mi fuga. Al ver el carro me acordé de los tantas burlas que yo hacia de personas que chocaron con carros parados. Hice una vuelta pequeñita para esquivarlo pero a mi consternación sentí el triciclo empezar a tambalearse. Mas rápido, pasamos, el triciclo y yo adentre una pulgada del carro y tambaleando fui. Más rápido, la parte delante del triciclo fue sobrevenido de algún viento grande se levantó estremeciendo con la velocidad. Ya iba de una llanta los dos, triciclo y yo chillando. Estaba acercándome demasiado a la zanja y en un abrir y cerrar de ojos me vi cubierto en basura. Decidí bajarme del triciclo. Lo tiré a la vez que salté, cayendo al fin en una almohada de gravilla. Patine por algunos metros en la posición superman, hasta descansar, arrebatado ni tres metros de la zanja. Las moscas zumbaban en la tarde. Me levante temblando al encontrar los niños riéndose, bueno, casi el pueblo entero riéndose del gringo y el triciclo voladero.
A ponerme de pie vi a mi compañero en la distancia en cima de la loma. Tenía la vista fijada en mi dirección con la mirada de preocupación Alcé mis brazos y grité en triunfo, << ¡Que tonto!>> oí su voz cargado en el viento. Estaba rascado, cansado, pero aun sentía la emoción de mi bajada y oía las moscas zumbando en la zanja. |
